lunes, 1 de octubre de 2007

La democratiquísima segunda república

Jefe del Estado por elección

Nadie en sus cabales puede decir que España no es un régimen democrático con una institución modélica como es la Monarquía. Sin embargo hay quien argumenta que no es una democracia perfecta porque los españoles no eligen al Jefe del Estado, y éste les viene impuesto por el nacimiento dentro de los miembros de una determinada familia

Argumento falaz. Los españoles han elegido democráticamente el sistema de elección del Jefe del Estado, decantándose por una Monarquía hereditaria, con lo cual la designación del sucesor y futuro jefe del Estado se hace en el seno de una familia, la familia real, y de acuerdo a unas disposiciones que están reguladas en la Constitución. Todo esto ha sido votado y aprobado por los electores españoles

Artículo 57
1. La Corona de España es hereditaria en los sucesores de S. M. Don Juan Carlos I de Borbón, legitimo heredero de la dinastía histórica. La sucesión en el trono seguirá el orden regular de primogenitura y representación, siendo preferida siempre la línea anterior a las posteriores; en la misma línea, el grado más próximo al mas remoto; en el mismo grado, el varón a la mujer, y en el mismo sexo, la persona de mas edad a la de menos.

Esto es democracia, es lo que ha sido elegido por los españoles: el sistema o mecanismo de la sucesión


No es menos democrático que el sistema tan ideal que añoran aquellos que ni siquiera lo conocieron de elegir al presidente de la felizmente extinta segunda republica:

Art. 68. El Presidente de la República será elegido conjuntamente por las Cortes y un número de compromisarios igual al de diputados.
Los Compromisarios serán elegidos por sufragio universal, igual, directo y secreto, conforme al procedimiento que determine la ley. Al Tribunal de Garantías Constitucionales corresponde el examen y aprobación de los poderes de los compromisarios.

Tampoco el elector tenía posibilidad de elegir al presidente, sino a sus diputados en Cortes y a los compromisarios para la ocasión

Por consiguiente una cosa por otra, yo elijo el sistema, y este se encarga de designar al jefe del estado

Pero aún hay otra queja pendiente: en una Monarquía no todos los españoles son iguales ante la ley, pues no todos, o mejor dicho casi ninguno, tiene la posibilidad de acceder a la Jefatura del Estado.

Otra falacia. En la felicísima segunda republica, tampoco todos los españoles tenían esta posibilidad. Independientemente de que por razones obvias muchísimas personas quedaban sin ninguna posibilidad de acceder a ser elegible, la misma Constitución, excluía a una serie de personas seguramente por considerarlos españoles de tercera categoría

Art. 69. Sólo serán elegibles para la Presidencia de la República los ciudadanos españoles mayores de cuarenta años que se hallen en el pleno goce de sus derechos civiles y políticos.
Art. 70. No podrán ser elegibles ni tampoco propuestos para candidatos:
a) Los militares en activo o en la reserva, ni los retirados que no lleven diez años, cuando menos, en dicha situación
b) Los eclesiásticos, los ministros de las varias confesiones y los religiosos profesos.
c) Los miembros de las familias reinantes o ex reinantes de cualquier país, sea cual fuere el grado de parentesco que les una con el jefe de las mismas.


¿Por qué esa discriminación? ¿Dónde está la igualdad democrática?
La saña contra el Ejército y la Iglesia es curiosísima. Contra los primeros me hubiese parecido bien que hubiesen legislado que los militares no podían se elegibles con sus tanques y cañones incluidos, o sea que solo podían serlo personalmente, pero lo de los retirados es de risa, o de pena. Si un militar se retiraba a los 65 años, solo cuando iba a entrar en el límite de su ancianidad era posible candidato. ¿y el retirado voluntario y precozmente?, un fallo. Diez años después todavía podía conservar amigos militares en activo. ¡que peligro!

Y con lo de las familias reinantes, reinadas, o por reinar…sea cual fuere el grado de parentesco que les una con el jefe de las mismas…
Supongo que cuando se hizo la Constitución de la Republica de 1931 (ésa también decía lo que constituía), habría algún genealogista entre los constituyentes. Por lo menos todavía no habían eliminado a los que tenían relación con la nobleza e iban a misa.
Pues si no lo había, hoy los hay, y me gustaría que los que defienden esa anacrónica y sectaria constitución expliquen como iban a negar el derecho de igualdad ante la ley a miles de españoles que estaban emparentados con las familias reinantes o exreinantes… cualquiera que fuera el grado de parentesco. Por ejemplo de las Casas Reales de Asturias, o mas próximas en el tiempo de la de Borgoña o Trastámara, descienden miles y miles de personas que algunas llevan los apellidos: Castro, Meneses, Acuña, Mendoza, Álvarez de Toledo, Velasco, Borja, Noroña, Barroso, Enríquez, Pimentel, Téllez Girón, etc., ah, y los que descienden de la pata del Cid también excluidos pues el Cid también estaba emparentado. ¿quieren que les saque la lista de los excluidos? ¿o acaso terminaría antes sacando la lista de los elegibles porque me parece que no todos los españoles no incluidos en el extenso cuadro de exclusiones iba a tener ni la más remota posibilidad de acceder a candidato elegible? Ya sabemos quienes, lo de la trinca y uno mas, o sea la mal llamada clase politica. Ya estamos con el clasismo en una republica democrática y de trabajadores (ah, y de trabajadoras)

Pero aunque he apuntado el caso de lo complicado y antidemocrático que es excluir a todos los parientes del jefe de la casa real (que no entiendo por qué no las llama así), cualquiera que sea el grado de parentesco, lo más vergonzoso es que excluyan precisamente a esos, a miembros de las Casas Reales ¿por qué? ¿Dónde está la democracia? ¿es que no tienen la nacionalidad española como los demás? ¿o al convertirse en el ciudadano Capeto, perdón Borbón, ya pierde sus derechos cívicos? Que buenos ellos que por lo menos no lo amenazan con que pierda tambien la cabeza ¿o sí? Eso se lo dejamos a los incontrolados, a los del trabajo sucio, y los aupados a mirar a otro lado
Y digo el complicado procedimiento de exclusión porque habría que investigar toda la genealogía de todos las personas sospechosas o no, porque pueden tener parentesco y no tener ningún apellido que los vincule a las familias exreinantes. Os he dado una pista citando algunas, pero habría miles que sus apellidos no lo denuncian. ¿Qué hacemos? ¿recordáis aquello de la pureza de sangre y las pruebas de nobleza? ¿lo ponemos nuevamente en vigor solo que en sentido contrario?